En el marco de los esfuerzos por modernizar y hacer más eficientes las infraestructuras agrícolas, el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL) ha confiado en Garmon Ingeniería para liderar la dirección de obra de dos importantes proyectos de modernización de dos Comunidades de Regantes en Salamanca: La Maya y La Armuña. Estos proyectos están enfocados en mejorar la eficiencia energética y la sostenibilidad del regadío, esenciales para enfrentar los desafíos actuales del sector agrícola.
Los sistemas de regadío desempeñan un papel fundamental en la agricultura, especialmente en regiones con climas secos o donde las lluvias no garantizan una distribución regular del agua. Las Comunidades de Regantes, que gestionan estos recursos, han sido históricamente claves para asegurar que el agua llegue de manera eficiente a miles de hectáreas de cultivo. Sin embargo, la presión de la sostenibilidad ambiental y la necesidad de reducir costes energéticos hacen imprescindible una transformación de sus infraestructuras. Aquí es donde entran en juego los proyectos que Garmon Ingeniería está llevando a cabo.
La Maya: Un proyecto pionero en energías renovables
En el caso del Canal de La Maya, situado en el noreste de la provincia de Salamanca, Garmon Ingeniería ha asumido la dirección de obra de la instalación de un sistema de autoconsumo basado en energía solar fotovoltaica. Este sistema permitirá reducir de manera significativa el consumo eléctrico derivado del bombeo de agua, que tradicionalmente ha sido uno de los mayores gastos operativos para las comunidades de regantes.
El proyecto ha sido adjudicado a la Unión Temporal de Empresas (UTE) Copsesa-Indutec , y consiste en la instalación de un total de 1.242 paneles fotovoltaicos, cada uno con una capacidad de 660 Wp, sumando una potencia total instalada de 819,72 kWp. Estos paneles alimentan un sistema de bombeo con tres inversores de 250 kW cada uno, lo que supone una capacidad total de 750 kW.
Esta instalación fotovoltaica permitirá a la Comunidad de Regantes de La Maya abastecer de energía renovable el bombeo de agua necesario para regar una superficie de 2.271 hectáreas. Más allá de los beneficios económicos, la reducción en la dependencia de fuentes de energía convencionales es un paso significativo hacia un modelo agrícola más sostenible. Se estima que la instalación evitará la emisión de 120 toneladas de CO2 al año, contribuyendo así a la lucha contra el cambio climático.
El proyecto de La Maya es un claro ejemplo de cómo la modernización de las infraestructuras de regadío puede combinar la optimización de recursos hídricos con el uso de energías renovables, generando beneficios tanto para el agricultor como para el medio ambiente.
La Armuña: Modernización en progreso
Por su parte, el proyecto de modernización de La Armuña aún se encuentra en fase de ejecución. Aunque el acuerdo final todavía no ha sido cerrado, Garmon Ingeniería ya está trabajando estrechamente con el ITACyL para supervisar la ejecución de las instalaciones.
Beneficios de la modernización en las comunidades de regantes
Uno de los aspectos más relevantes de estas modernizaciones es la reducción de costes energéticos. Las bombas de agua, necesarias para extraer o redistribuir el agua en los sistemas de regadío, suelen representar un alto coste operativo debido al uso intensivo de energía. La incorporación de paneles solares fotovoltaicos permite aprovechar una fuente de energía abundante y gratuita: el sol. Esto disminuye la factura energética de las comunidades de regantes y estabiliza los costes a largo plazo, ya que se reducen las fluctuaciones derivadas de los precios de la electricidad en el mercado.
Además, la reducción de emisiones de CO2 es otro de los grandes logros de estos proyectos. La agricultura, al igual que otros sectores, está bajo presión para reducir su huella de carbono, y la modernización de las infraestructuras de regadío es una de las vías más efectivas para lograrlo. El uso de energía solar evita la quema de combustibles fósiles, disminuyendo así el impacto ambiental del riego agrícola.
Por último, la mejora de la eficiencia hídrica es otro de los objetivos clave. Los nuevos sistemas de regadío permiten un uso más racional del agua, ajustando el riego a las necesidades reales de los cultivos y reduciendo el desperdicio. Esto es particularmente importante en una región como Castilla y León, donde la optimización del recurso hídrico es esencial para garantizar la viabilidad de la agricultura a largo plazo.