El precio del petróleo es más alto que hace un año.
El barril vale un 75% por encima de febrero de 2016, pero el valor de las producciones agrícolas no sigue el mismo camino. Una gestión eficiente puede hacer que la factura eléctrica sea más asequible
Los gastos que cada año debe afrontar el agricultor para sacar adelante su cosecha son una amenaza constante. Especialmente si se incrementan sin ningún control por parte del productor. Por ejemplo, 2016 se ha caracterizado por un progresivo encarecimiento del precio del barril de petróleo y consecuentemente de lo que pagan agricultores y ganaderos por el gasóleo que necesitan para sus explotaciones, tal como señala Jesús Pasalodos, responsable de Energéticos Castilla y León en la cooperativa Grupo AN.
Desde febrero de la anterior campaña, con el barril en mínimos de 30 dólares; se ha incrementado su precio en un 75%, hasta el entorno de 56 dólares actuales por barril. Esto ha tenido como consecuencia que el gasóleo agrícola haya pasado en un año de 0,450 euros el litro a unos 0,650 euros. Es una subida del 45%. “El coste del petróleo es la mitad del precio del gasóleo; el resto son impuestos y costes de distribución”, recuerda Pasalodos.
Esta progresiva subida, que puede verse en las gráficas, está causada por el ajuste que se ha ido produciendo entre oferta y demanda. Los 30 dólares por barril de hace un año –“ya decíamos que no sería indefinido” advierte el experto de Grupo AN-, tuvieron dos consecuencias. Por una parte, el cierre en Estados Unidos de muchas explotaciones de fracking (extracción de petróleo de esquisto por inyección a presión de agua y químicos en el subsuelo) que a esos precios no eran rentables (sin contar el incalculable coste ecológico que provocan).
Estabilidad para 2017
Por otro lado, el que los países de la OPEP, que producen el 30% del petróleo mundial, iniciaran una ronda de reuniones que culminaron con el acuerdo de reducir su producción en casi 1,2 millones de barriles diarios, como ajuste de la oferta mundial de petróleo a la demanda.
Una vez que las multinacionales petrolíferas, por la crisis de exceso de oferta de 2015, han hecho sus deberes en cuanto a costes y racionalización de las inversiones y se encuentran cómodas en una franja de precios de 55 a 60 dólares por barril, lo que salvo catástrofe, augura cierta estabilidad de precios . “El gasóleo que usan los agricultores en sus explotaciones ha vuelto precios de hace diez años, pero no lo ha hecho el que cobran por sus producciones”, lamenta.
El gasto energético también tiene una gran repercusión en el coste de explotación por hectárea, por lo que es obligación del productor conseguir reducirlo. Desde Ingeniería Garmon comunican esta necesidad y asesoran a sus clientes. “Además de lograr importantes mejoras en los costes energéticos, lo más importante es la vigilancia continua del suministro, que nos permite adelantarnos a comportamientos negativos para nuestro coste por hectárea”, recomienda Jesús Ángel García, director técnico de Ingeniería Garmon.
El comportamiento del precio de la electricidad en los últimos años puede verse en las dos gráficas de Ingeniería Garmon: evolución del OMIE -Operador del Mercado Ibérico de Energía-en los últimos ocho años; evolución de un regadío antes y después de contar con sus servicios).
Sin precios fijos
“Mientras el mercado eléctrico evoluciona subiendo y bajando el precio de la electricidad, en el suministro de nuestro cliente marcamos una clara tendencia a la baja año tras año. Con este cliente empezamos a trabajar en el año 2014, momento en el cual su coste de electricidad era de 14 euros por kilovatio hora, mientras que ahora le tenemos en 10,17 euros. Esto nos demuestra, que independientemente de las tendencias del mercado, debemos de realizar las acciones necesarias encaminadas a la reducción del coste de la electricidad. Y, como vemos, se puede lograr”, asegura García.
La electricidad no es como el gasoil, que fija un precio del litro que más o menos es similar para todo el mundo en cada momento. En la electricidad influyen numerosos factores, cuya correcta combinación pueden disminuir los costes de explotación por hectárea.
Su correcta vigilancia ayudará a corregir errores y malos comportamientos, tanto de asesores, como regantes, y de las compañías eléctricas -con facturas erróneas-, tal como comenta el especialista.